En 2006, visité la vereda La Mesenia por primera vez para adquirir el terreno inicial para establecer la Reserva Natural Mesenia-Paramillo. La parcela consistía principalmente de pastos para engorde de ganado, y la zona tradicionalmente era reconocida como un sitio ideal para este proposito antes de vender la reses para el sacrificio.
En 2010, se completó la cabaña de la estación principal, lo que me permitió pasar períodos prolongados en la reserva. Cada mañana, me despertaba el melodioso canto de un cucarachero común (Troglodytes aedon) un ave que se encuentra comúnmente en áreas y jardines perturbados. Recuerdo haber tenido que cubrir las aberturas de la caja eléctrica principal para evitar que el cucarachero construyera su nido en el interior. Otros visitantes frecuentes de la estación fueron la Mirla Patinaranja (Turdus fuscater) y el Sinsonte Tropical (Mimus gilvus).
Cucarachero Común (Troglodytes aedon) @hurtadobirding
Han pasado catorce años desde aquellos primeros días y la transformación ha sido notable. Los pastos que alguna vez fueron extensos han dado paso a prósperos bosques de niebla y la avifauna ha cambiado dramáticamente. Hoy en día, el Cucarachero de Pechigris (Henicorhina leucophrys) canta sus intrincadas melodías durante todo el día cerca de la estación e incluso ha construido un nido detrás de nuestro laboratorio. El Cacique Candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster), que alguna vez estuvo ausente, ahora es una vista común y anida en los terrenos de la estación de tres a cuatro veces al año. El Solitario Andino (Myadestes ralloides) también ha hecho de la reserva su hogar, mientras que varias Pavas Maraqueras (Chamaepetes goudoti) descansan cada noche en lo alto de un Sietecueros. Recientemente, los llamados aflautados del Cucarachero Pechicastaño (Cyphorhinus thoracicus) se han convertido en una característica diaria del paisaje acústico de la reserva.
Cucarachero Pechigris (Henicorhina leucophrys) @hurtadobirding
Hasta la fecha, se han restaurado casi 500 hectáreas (1200 acres) de pastizales en la Reserva Natural Mesenia-Paramillo mediante una combinación de esfuerzos de reforestación activa y pasiva. Esta iniciativa ha reconectado fragmentos de bosque, creando corredores vitales que permiten a las aves y otros animales salvajes ampliar sus áreas de distribución y prosperar.
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